El señor llama a su puerta

Ayer conversando con unos amigos de todo un poco distendidamente. surgió el tema religioso. Uno de los contertulios nos contó la siguiente anécdota que le sucedió esa misma mañana:

Estaba él disfrutando de un buen desayuno dominical (bien prontito porque habíamos quedado) cuando sonó el timbre de su puerta. Por la mirilla comprobó que se trataban de dos mujeres, una más joven a la derecha un paso atrás de la más mayor.

Aún se pregunta por qué, simplemente, no "pasó" pero acabó abriendo la puerta, por si eran vecinas del bloque o qué se yo.

Y no, no eran vecinas, eran una mojigata meapilas y su gazmoña padawan en busca de cerebros reblandecidos al ser asaltados en el último sueño. Qué manía con sacar de la cama a la gente coñe, aunque insisto en que este no era el caso.

Al parecer la cafeína había hecho efecto porque cuando la aprendiz de beata trata de endosarle una estampita donde pone "JESUS", con retrato robot incluído (como siempre la antítesis de un judío), y le quiere presentar a "dios" nuestro amigo les espeta: "¿Han considerado que los adultos con amigos imaginarios pueden sufrir de graves trastornos psicológicos?".

Cierra la puerta. Sigue desayunando. Aplausos, cae el telón. Y a mi casi casi las lágrimas.

La frase la leyó en su día en este fondo de escritorio .

Este acontecido me recuerda lo pesada que es la gente de fe y lo mucho que dan por el recto, y que yo sepa no son muchas las ocasiones en las que se da el caso contrario, como en este vídeo.

Como comentó otro amigo en esta misma reunión: "Tratar de demostrar que dios existe basándose en la Biblia es como tratar de demostrar que Superman existe apoyándose en un comic", y eso nos lleva al maravilloso mundo de los demotivators, pero esa es otra historia.